Recuérdame, un día cualquiera, cuando tengas cuarenta años, mujer, dos hijos y una hipoteca. Sólo piensa en mí. Quizás un día pongan aquella película en la televisión, la que yo no paré de recomendarte hasta que la viste, y no puedas evitarlo. O comience a sonar esa canción en la radio mientras llevas a tu hijo a su entrenamiento de fútbol. Puede que pienses en aquella playa y sonrías en mitad de la arena recordando que fuimos los reyes de una de sus toallas. O tal vez tu hija te pregunte que hacías cuando eras joven y sin que puedas hacer nada aparezca mi imagen en tu cabeza. Simplemente eso, acuérdate de esta ilusa con la que compartiste un par de días y cuatro besos tontos.


Personillas adorables.

viernes, 9 de septiembre de 2011



Pasamos nuestras vidas preocupados por el futuro, planeando para el futuro, tratando de predecir el futuro, como si al imaginarlo amortiguáramos el golpe. Pero el futuro está cambiando siempre. El futuro es la casa de nuestros miedos más profundos y nuestras esperanzas más salvajes. Pero una cosa es verdad cuando finalmente se revela. El futuro nunca es como nos lo habíamos imaginado. Pasamos un montón de tiempo centrándonos en el futuro, pensando en él, trabajando hacia él, pero en algún punto te das cuenta de que tu vida está ocurriendo ahora. Es esto. Aquí esta. Parpadea & lo perderás.


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